.
.
.

De deslealtades y otras yerbas

Por: GERMAN BARBERI PERDOMO
Según la RAE, la deslealtad no es más que la falta de lealtad. Entonces, para conocer la deslealtad, digamos que es la falta del cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad, de la confianza, la sinceridad, las del honor y hombría del bien. Partamos de la premisa de que la deslealtad es un anti valor y se convierte en traición, felonía y perfidia.

Contrario al Valor, el anti valor es algo que degrada al ser, que lo rebaja, hace que la esencia busque la desintegración en sí y para sí. Y se muestra racional en su núcleo, porque se tiene la capacidad de controlarla, puesto que, casi siempre, existe un interés personal, material o sentimental en el fondo del asunto. 

Y hacemos estas acotaciones, porque a raíz de la conjurada reciente crisis en el gabinete del alcalde Luis H., han aparecido signos de lealtad y deslealtad. Como muestra del primero el de Tania Sierra que se sacó solita de la dirección de Infibagué debido a su fuertísimo carácter que la hizo pelear con todo el mundo, sus empleados, sus colegas de gabinete y hasta con Concejales y quien una vez aceptada su renuncia, realizó una rueda de prensa que hizo temer por su lealtad, pero que a la postre sólo sirvió para mostrar un apoyo popular de momento y posteriormente ratificar parcialmente ese valor al denunciar que fue objeto de una especia  de  soborno con el fin de recolectar firmas para una imposible revocatoria del mandato de su ex jefe, pecando por no denunciar a los personajillos que le ofrecieron tamaño despropósito. 

Valga la aclaración  que la Asamblea Nacional Constituyente, redactora de la Carta del 91, le puso tantas trabas, talanqueras y requisitos para su prosperidad, que desde hace 18 años, cuando se expidió la Ley 134 de 1994 que estableció la democrática posibilidad de revocar el mandato de alcaldes y gobernadores, todos los intentos por hacer realidad este derecho han fracasado, y no porque no se lo mereciesen varios de ellos, sino porque el mecanismo legal parece establecido justamente para que no pueda funcionar. 

Pero el que sí “mostró el cobre” fue el “reyecito Bejarano”, quien al ser declarado insubsistente en forma tácita del IBAL (Ya que no presentó renuncia en forma legal), ha salido a hacer lobby al Gobierno nacional, aprovechándose de los funcionarios que conoció gracias a su cargo, para que los dineros nacionales que serán girados para el acueducto alterno de la ciudad, sean manejados desde Bogotá. Dice el refrán “que quien la hace, se las imagina” y la pregunta es ¿Cuándo él era el gerente si había claridad, rectitud y honestidad en el manejo de dichos recursos y ahora no? Eso ¿no es negar el principio constitucional de “la buena fe? ¿no es dudar de su ex jefe, el alcalde? ¿No es ser desleal? Con razón se decía en un diario de la ciudad que “ni la importancia, ni la inteligencia se heredan” al referirse al padre de dicho reyecito. 

El señor Bejarano se creyó el dueño del IBAL y hasta mandó a hacer una gran cantidad de camisas para el diario con el logo de dicho instituto, vaya a saberse si con dineros públicos  o  de  su  propio peculio, pero aparte de si existió o no detrimento patrimonial, ello lo que denotaba era su seguridad de atornillarse en el puesto por encima del querer del alcalde y de toda una comunidad. 
Otra deslealtad reciente fue la del goleador Wilder Medina frente al deportes Tolima y el ex senador Camargo, quien lo defendió y pagó honorarios de abogado para mostrar lo imposible: que había superado su adicción a la yerba maldita. 

Ejemplos hay en la historia de la humanidad, como la deslealtad y traición de Judas con Jesucristo y la negación tres veces del apóstol Pedro de su nombre.

Lo cierto es que a los desleales hay que aislarlos, rechazarlos, son personas peligrosas que anteponen sus intereses personales al general y que nada aportan al progreso.

0 comentarios:

Blog Adaptado por Potamo Multimedial. Con la tecnología de Blogger.
    relojes para el blog plantillas curriculum vitae word
    .