Definitivamente Rubén Darío
Rodríguez Góngora se decidió en firme por su aspiración a la candidatura por la
gobernación del Tolima. En forma clara y contundente lo aseguro: “A la Cámara
no vuelvo mas pues ser Representante no es más que un saludo a la bandera, ya que es casi nada lo que se puede realizar
por el beneficio regional”.
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Rubencho sabe que la pelea
es dura y que lo primero que tiene que ganarse, es el derecho a ser candidato
por su partido en una lucha que será fuerte, pues su mayor oponente será el
mismísimo Mauricio Jaramillo quien no soporta que Rubén Darío no le pida
permiso para realizar sus actividades políticas, mejor dicho no le acepta
cacicazgo, y eso nos parece que es saludable para la mismísima democracia que
tanto se pregona en el seno del partido liberal.
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Rubén Darío que fue
concejal, alcalde, diputado y ahora representante, sabe que el verdadero poder
está en el ejecutivo, ya que la ley de
bancadas impide cualquier acción seria para garantizar beneficio a sus
seguidores. Y entiende, además, que bajo
la batuta del jaramillismo no solo, pierde su identidad política sino su
capacidad de liderazgo. Mejor dicho, más sabe el diablo por viejo que por
diablo.
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Bueno… Se hizo la consulta
de los verdes, los amarillo y lo “miradores”. ¿Y saben qué quedó de esto? Un
gasto el “hijuemadre” de miles de millones para que los consultantes ni
siquiera supieran que era lo que consultaban, pues el resultado fue el
desastroso abandono de los electores a tres colectividades mandadas a recoger
por falta de ideología unas y otra por falta de la fé.
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Mejor dicho, esa platica se perdió. Esa platica si que hubiera
servido parta mejora algunos hospitales o instituciones educativas, o auxiliar
a entidades qué trabajan por los niños desamparados o los viejitos abandonados
en diversos ancianatos. Esos miles de millones que se gastaron en forma infame
e inútil solo demuestran qué pésimo diseño tienen los legisladores colombianos
para resolver sus conflictos internos que son producto de la carencia de
propuestas, de la escasez de liderazgo y sobre todo, la falta de convocatoria.
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Geniales las propuestas de
nuestros Senadores y Representantes. Elevar la edad de jubilación, lo cual
impedirá que esta se haga efectiva por razón a que no contabilizan el tiempo
que dura la reclamación y luego el hacerla efectiva. Rebajar el salario mínimo,
como si con el actual, una familia pudiese sostener. Y gravar todos los
salarios de la clase media con impuestos especiales, como si no fueran
suficientes los que existen.
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Uno de los motores de estas
iniciativas es el senador Juan Mario Laserna que así le paga a los que
decidieron apoyarlo en su trabajo político. Desde luego que quien se gana 22
millones de pesos mensuales, cuenta
con todo tipo de prebendas para desplazarse y primas de todo tipo, amén de
contar con un buen patrimonio, le es
fácil legislar para meter en cintura a esos evasores de salario mínimo.
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